sábado, 2 de abril de 2011

¿Cómo vestir a los bebés en invierno?

En invierno debes equipar adecuadamente a tu pequeño para que no pase frío. Sin embargo, también es importante no abrigarlo demasiado para que no pase calor.
Los recién nacidos no regulan adecuadamente la temperatura corporal, ya que su piel no conserva bien el calor y lo pierden rápidamente. Para evitar la pérdida de calor, hay que abrigarles con una prenda de ropa más que la que nos ponemos los adultos. En invierno, los cambios bruscos de temperatura son los principales enemigos de los bebés. En ocasiones, temiendo que puedan coger frío, se les abriga en exceso y viceversa.
Te aconsejamos que antes de vestir al niño tengas en cuenta la actividad que vas a realizar, puesto que no es lo mismo salir a pasear por el parque que ir al centro comercial. Debes procurar que la temperatura de tu pequeño sea lo más constante posible. Su ropita debe ser de un tejido que le permita transpirar. No olvides, que los catarros suelen cogerse después de haber sudado. Por ese motivo, te aconsejamos que controles la temperatura corporal del pequeño: observa el aspecto de su piel o tócale la nuca. No olvides ser previsora y llevarte siempre en la bolsa de paseo alguna prenda de abrigo extra.
Consejos para elegir la ropita
1. Las prendas deben ser prácticas. Su ropita debe ser fácil y rápida de quitar, para cambiarlo cómodamente. Se deben elegir peleles y pantaloncitos con la cintura elástica o abiertos entre las piernas, para facilitar el cambio del pañal.
2. Hay que reducir los botones y las costuras. Las camisetas y "bodies" con escote a la americana son los más cómodos, porque al tener aberturas amplias se pueden poner y quitar con facilidad.
3. Es preferible escoger prendas de fibras naturales, ya que tienen un tacto agradable, absorben la humedad de la piel y la dejan transpirar. El material ideal es el algodón frisado, la lana (siempre y cuando el bebé no sea alérgico), el terciopelo y el polar.
Cómo saber si está bien abrigado
• Cuando tú sientes frío o calor, lo más probable es que el bebé esté experimentando la misma sensación.
• Para comprobar si tu hijo tiene calor, basta con tocarle el cuello o la frente, indicadores mucho más fiables que las manos o los pies.
• Cuando el pequeño no consigue mantener el calor corporal da señales de inquietud, su respiración se hace más rápida y, algunas veces, también llora.

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