martes, 24 de mayo de 2011

Los siete temores más comunes de los futuros papás

Desde el momento en que sabes que tu esposa está embarazada, entras en un mundo nuevo, y extraño para ti. Hoy en día se supone que los papás tienen que participar tanto en el embarazo como en el parto. Y junto con todo esto a menudo aparecen temores y sensaciones que puede que no quieras compartir con nadie. Esto, aunque otros hombres no te lo hayan dicho, es bastante natural. Aquí te contamos cuáles son los siete miedos más comunes a los que se enfrentan los futuros papás:

Temor de no ser un buen proveedor

Uno de los miedos más grandes a los que se enfrentan los hombres, es pensar si serán capaces de proteger a su nueva familia y de mantenerla económicamente. En la mayoría de las familias, cuando llega el primer bebé hay un cambio en las finanzas. Si antes eran dos sueldos para dos personas, ahora puede que sea uno solo (el tuyo) para tres. Por si esto fuera poco, también se espera que proporciones apoyo emocional a tu esposa. Ella estará pasando por grandes cambios emocionales y tú debes estar listo para poder ayudarla.

Temor a sentirse mal durante el parto

Más del 80 por ciento de los papás que vienen a mi consulta dicen que les preocupa no ser capaces de estar a la altura de las circunstancias cuando su esposa esté de parto. Tienen miedo de desmayarse, de vomitar o de marearse cuando vean todos esos fluidos corporales. Las comedias televisivas se suelen reír de los hombres que experimentan esos miedos. Sin embargo hay algo que debes considerar: casi todos los hombres experimentan estos temores, pero estas situaciones casi nunca se dan. En las entrevistas que realicé después de las consultas sólo uno, de los 600 hombres con los que hablé, sufrió un desmayo. Ocurrió en agosto, en Fresno, California. El aire acondicionado se había estropeado e incluso las enfermeras habían tenido que salir de la habitación.

Si realmente no puedes tolerar la sangre, sal fuera de la sala de partos. No ignores tus temores, trabájalos. Habla con otros padres que hayan estado allí. Típicamente, la primera cosa que los padres dicen cuando salen de la sala de partos es: "El bebé y mi esposa están bien; es una niña". Y la segunda cosa: "No me he mareado y no he tenido problemas".

Temor a la paternidad

Alrededor de la mitad de los nuevos y futuros papás que he entrevistado admiten que se les cruza por la mente la sospecha de que ellos no son realmente los padres del bebé. Pero cuando les pregunto si creen que su esposa ha tenido una aventura amorosa, se sienten insultados y heridos. Lógicamente, esto no tiene mucho sentido, pero emocionalmente indica que algo está pasando. La preocupación se debe a que inconscientemente creen que no pueden haber creado algo tan maravilloso: "Esto es demasiado grande. Ser parte de la creación de la vida es algo monumental. No puedo haber sido yo".

Uno de los padres con los que me reuní era un hombre interesante, pelirrojo, con pecas y una sonrisa muy simpática. Su bebé tenía pelo rojo, pecas y una sonrisa muy simpática. Me dijo muy serio: "Me pregunto si mi mujer me ha sido infiel". Y luego dijo: "Es como que, no sé, esto es demasiado bueno, demasiado milagroso para que me pase a mí".

Miedo a la mortalidad

Cuando eres parte del comienzo de la vida, no puedes dejar de pensar en el final de la misma. Los pensamientos acerca de tu propia mortalidad pueden abarcar muchos temas. Ya no eres la generación más joven, tu reemplazo ha llegado y si todo va como tiene que ir, tú te morirás antes de que tu hijo muera. También te puede asaltar el miedo a morir cuando tu hijo más te necesita. Para muchos hombres jóvenes que piensan que son inmortales o invencibles, eso es un gran cambio. Uno de mis clientes era un piloto profesional de carreras y lo abandonó. Me dijo, "Ya no tengo derecho a morirme".

Temor por la salud de tu esposa o de tu hijo

El parto es una experiencia a prueba de nervios. Puede ocurrirle algo a la persona que más amas en todo el mundo. Puedes perder a tu bebé, puedes perder a tu esposa y tener que criar al bebé solo. No hace mucho dar a luz era algo muy peligroso. Cuando mis abuelos tenían hijos, allá por 1920, la principal causa de la muerte en mujeres de menos de 50 años era dar a luz. Hoy en día, aunque el parto vaya bien y el bebé esté bien, la mayoría de los papás y las mamás cuentan en secreto todos los deditos de su bebé y se aseguran de que todo esté perfecto.

Temor por la relación

Los hombres a menudo tienen miedo de que su esposa ame al bebé más que a nadie en el mundo, y eso lo excluya a él de tener una relación íntima. Es un miedo muy real a ser reemplazado. En muchas casas, es la madre quien da "permiso" al papá a que tome al bebé, sólo cuando lo considera adecuado.

Recuerdo que una vez estaba viendo los fuegos artificiales un cuatro de julio cerca de una mamá que llevaba a su bebé. El papá se acercó a besarlo, pero la mamá le dio un cachete en la mano y le dijo "Lo vas a despertar". El padre se retiró. Lo que tenía que haber dicho es: "Me gustaría tenerlo ahora. Si se despierta yo cuidaré de él". El papá necesita dejar claro que es también su hijo y que hay dos personas, un papa y una mamá, criando al bebé. Necesita que la mamá salga de la casa por unas horas para poder pasar tiempo a solas con su bebé y establecer un fuerte vínculo. De otra forma, puedo pronosticar que papá pasará mucho tiempo en la calle, porque no hay lugar para él en la casa.

Cada papá y cada mamá aportan diferentes cosas buenas a la familia. El bebé generalmente se apoya en la madre para tener seguridad, comodidad y calor. Pero el bebé busca en el papá su sentido de la libertad y de individualidad, así como su relación con el mundo. Por supuesto estas cualidades pueden venir tanto del padre como de la madre, pero cuando el bebé puede disfrutar de todas ellas, es fabuloso.

Miedo de los exámenes médicos

Los hombres no están acostumbrados a estar en una consulta de ginecología y obstetricia. Es algo extraño, frío y no lo entendemos muy bien. Incluso como observadores, muchos hombres se sienten avergonzados e inhibidos cerca de las camillas de ginecología y los exámenes internos. Las salas de examen de los hospitales y las salas de partos no están hechas para ser cómodas para un padre. A menudo los hombres no saben mucho sobre el sistema reproductivo de una mujer; es algo que ocurre "allá abajo". Y por ello, cuando se encuentran con esto la primera vez se siente abrumados. Te ayudará mucho estar preparado y participar en las decisiones de tu pareja sobre el tipo de cuidado que desea para ella misma y para el bebé. Hacer un plan de nacimiento, con un papel bien definido para ti, te ayudará a aclarar lo que puedes hacer durante el parto.

viernes, 6 de mayo de 2011

¿Cómo detectar los cólicos?

Se detectan fácilmente cuando el bebé deja de estar callado y tranquilo, y empieza a llorar y a gritar al final de cada tarde y al principio de la noche. El llanto pasa a ser constante y puede durar hasta tres horas, ya que no existe nada que pueda evitarlo. Los padres se desesperan y se frustran para terminar, y al final, muy cansados. Esta situación es la que define a los cólicos del lactante, que suelen ser más propios de los primogénitos que de los segundos o terceros.
 

¿Por qué se producen?

Los cólicos del lactante han sido motivo de preocupación para padres y pediatras desde hace varias décadas, especialmente en p
aíses de cultura "occidental", a pesar de que son relativamente frecuentes entre los recién nacidos. Se estima que alrededor de un 30 por ciento de los bebés padecen cólicos al finalizar la tarde. Sin embargo, diversos estudios han constatado que en los países o culturas menos "avanzados", en los que la práctica habitual es llevar a los bebés sujetos al cuerpo de forma continua, los bebés lloran muy poco y, sorprendentemente, no tienen cólicos.

Por esta razón, se ha asociado la aparición de los cólicos del lactante a una necesidad de contacto físico con la madre. Existen otras teorías que relacionan el estrés con la aparición de cólicos en el bebé lactante, como la adaptación del bebé a la vida fuera del útero materno. El tipo de alimentación también puede ser un desencadenante, ya que la proteína de la leche de vaca puede producir alergia a los bebés, favoreciendo la aparición de los cólicos.
 

¿Cuánto dura el cólico del lactante?

Los cólicos suelen manifestarse alrededor de la segunda o tercera semana de vida del bebé y, normalmente, duran hasta la 12 semana. La mejoría es lenta, pero va remitiendo poco a poco hasta desaparecer por completo al finalizar el tercer mes de vida. A partir de ese momento, si el cólico persiste, se debe consultar con el pediatra para que busque las causas del problema.
 

La puntualidad del cólico

Con frecuencia, el cólico se inicia a la misma hora cada día y aparece de una forma repentina. Cuando los bebés lloran, tambien suelen mover las piernas y los brazos, encogiéndolos y posteriormente estirándolos, expresando agitación y nerviosismo. El llanto puede ser tan intenso por momentos, que algunos bebés se quedan privados. Al llorar, el bebé traga aire y eso suele provocar más dolor por la acumulación de gases y puede hacer que el estómago del bebé se vea hinchado y duro. A pesar del dolor abdominal, los bebés que presentan cólicos comen y suben de peso normalmente. El diagnóstico del cólico se basa en la descripción que dan los padres del llanto de su bebé. Pero un examen físico es importante para asegurarse que el bebé no tiene una hernia o algún otro problema médico que necesite atención.